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Un café con un amigo

Un café con un amigo, puede ser un viaje alucinante. No todos los cafés, ni con todos los amigos. Ni si quiera aquellos que a priori prometen ser los especiales. Un café sobrevenido y casi por sorpresa, como el de hoy, puede ser mucho más.

Esta mañana un café express (express por el tiempo que le hemos dedicado, no por que fuese intenso y en taza pequeña) con mi amigo Lot he ha devuelto a una realidad perdida hace tiempo.

Nada del otro mundo. Él probablemente ni se ha dado cuenta. Pero para mi ha sido un momento especial. Me contaba de sus actividades cotidianas, de a quién había visto recientemente de entre nuestras amistades comunes, de la vida universitaria de su padre, de Santi y su lucha, de sus últimas lecturas.

De Carlos Arroyo, a quien hace mucho que no veo y a quien espero ver pronto. De Iris y sus pleitos, etc…

Y sin embargo me ha hecho añorar tener tiempo para no hacer nada. Tiempo que perder ( o ganar) frente a un buen libro toda una tarde. Tiempo de pensar en lo intrascendente (que al final es lo trascendente). Tiempo de cuidarse con pequeñas cosas….

"Tal vez pronto", me he dicho. Como si el tiempo fuese algo que pudiera postponerse, y olvidando la lección aprendida en sangre de que sólo tenemos el aquí y ahora porque el allí y el entonces sencillamente no existen.

A punto de empezar la campaña electoral he tomado un café com mi queridísimo amigo Lot. Y ha sido como en aquella canción de Serrat "Juan y José". Escuchando el relato de sus tardes de lectura es como si yo mismo hubiese estado esas tardes leyendo. Escuchando sus ratos de salir a correr és como si yo hubiese corrido a su lado.

A punto de empezar la campaña electoral, ¿se puede tener mejor regalo?

Blog de Pere Rodriguez