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La vida a 2 velocidades

Llevo varios días sin escribir, y no será por falta de temas.

En estas últimas semanas he tenido la sensación de que la vida transcurría a dos velocidades:

La vida en modo acelerado

Formación del nuevo gobierno Zapatero. Todo un orgullo ser representado por un plantel como el que el jefe ha conseguido formar. Además, como caídas del cielo, las críticas de Berlusconi o de esta derecha rancia que se tira de los pelos por los rincones hace que cobre aún más valor si cabe la apuesta por la igualdad del gobierno de ZP.
La configuración del nuevo gobierno no es más que la confirmación plasmada en caras de los valores y las políticas que hemos venido defendiendo desde hace tanto tiempo. Me hace feliz ver como el discurso de progreso, realista y pragmático de Celestino Corbacho en materia de inmigración ha sido recogido como guante por Zapatero, y visto lo visto, sin duda, lo mejor está por venir.

Noticias arriba y abajo, móviles que suenan, salidas de fin de semana que se cancelan…. Destaco el artículo de Oscar Saldaña porque me hizo gracia y es bastante gráfico de algunas situaciones que seguro se han ido dando durante estos fines de semana. Y lo que te rondaré morena.

Pleno en Diputación de Barcelona para dar cuenta de la dimisión de Celestino Corbacho como Presidente (y Diputado). Y a continuación, por lo que pude ver en prensa, un muy emotivo pleno en L’Hospitalet.

Después, la propuesta y más que probable nombramiento de Antoni Fogué como nuevo Presidente de Diputació, en breves días Román será diputado en Cortes, etc…. Grandes y buenas noticias todas ellas.

La vida despacio

En la vida despacio de estas últimas semanas, aparece Antonio.

No se llama Antonio, pero me han pedido que no diga como se llama realmente, y no lo haré.

Antonio es la vida despacio quizás porque la perspectiva de la vida que me da su situación vital y su entorno… me hacen relativizar y poner en su justa medida el resto de las cosas…

Antonio tiene 12 años y tiene leucemia desde los 9 años y medio.

No conozco a Antonio. Todavía no he tenido oportunidad, pero debe tener un aspecto parecido al de este niño:

Antonio es uno de los alumnos de Begoña. Cada día me cuenta cómo le ha ido con él, y así, poco a poco, he ido, sin conocer, conociendo a Antonio y a aquello que le rodea.

A Antonio le gusta hablar de cuando estaba bien, enseña a Begoña fotos de cuando estaba bien. Me dice Begoña que es un chico alegre e inteligente. Es de conversación amena le encantan los chistes.

La madre de Antonio trabaja en la administración y su padre es responsable de mantenimiento de una empresa. Son una familia modesta que vive en un piso modesto de un barrio a las afueras de Barcelona y que desde hace 2 años y medio viven en un impredecible tránsito entre su casa y el hospital. La madre parece cansada, me dice Begoña. El padre no habla mucho. Begoña apenas lo vé.

Antonio tiene una hermana. La médula que le ha sido trasplantada a Antonio es de su hermana. La primera vez no salió bien. El trasplante fue rechazado. Ahora se encuentran en pleno proceso de pruebas del segundo trasplante.

Yo no sabía que era algo habitual en el tratamiento, pero durante mucho tiempo a Antonio le provocan diversas enfermedades para obligar a la médula trasplantada a trabajar. Eso hace que Antonio esté constantemente enfermo y que sus padres nunca sepan si el hecho de que esté enfermo es bueno o malo…

Antonio se ha quedado sin pelo por culpa de las diferentes terapias. Cuando sale por ahí, en las pocas ocasiones en las que sale, mirar a la gente significa ver reflejado en su rostro expresiones de lástima o sonrisas forzadas. Antonio tiene un problema en el lagrimal que hace que los ojos se le sequen constantemente y que tengan que ponerle lágrima artificial cada poco tiempo. Además se le crean una especie de membranas en los ojos que se le deben retirar constantemente.

Antonio me conmueve, sin siquiera conocerle.

Estos días, en que por fín ha llovido, Antonio le pedía a Begoña ponerse junto a la ventana para ver llover. «Mira, ahora llueve hacia la derecha». «Mira, ahora llueve hacia la izquierda». Antonio intentaba recordar a qué huele la hierba húmeda. Hace tanto que no la huele….

Cuando de vez en cuando puede salir, le gusta ponerse junto a los cristales de las charcuterías. Antonio no puede comer mortadela, ni chopped, ni jamón dulce ni chorizo.

La leucemia se cura.

La semana pasada Antonio fue al hospita para que le hiciesen análisis. Begoña decidió ir a darle clase al hospital.

A Antonio le acompañaba su padre.

Los doctores vinieron a decir a Antonio que las pruebas habían salido bien. Que el trasplante avanzaba correctamente.

El padre salió a la calle, a llorar. Y Begoña con él.

Esa es la vida despacio.

Blog de Pere Rodriguez